Me has robado.
Has raptado de mí lo que te interesaba
y lo has expuesto y te lo han robado
ladrones cotidianos, inclementes.
Y ahora, quién podría ya recuperarse
después de dividido, multiplicado, restado,
si me reconozco en cada tos de primavera.
No me has dejado más remedio que
exigir milenios de perdón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario