Cuando me observo a mí mismo, tengo en cuenta la parte de mí que es capaz de enlazar y asociar mis alejados matices. Sólo esa parte. Y soy consciente de que ese trozo, no es del todo eficaz: probablemente carezca de atención a sí mismo (no a mí, que soy su objeto; sino a lo que es como función de enlace), probablemente se le escapen algunos elementos saboteados de olvido o de novedad, probablemente no comprenda lo que tiene entre manos. En el mejor de los casos, obsevo un trocito con pocas aristas rotas. Y tampoco puedo observarlo siempre; a lo cual, cualquier idea de mí.
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Cuando me observo a mí mismo, tengo en cuenta la parte de mí que es capaz de enlazar y asociar mis alejados matices. Sólo esa parte. Y soy consciente de que ese trozo, no es del todo eficaz: probablemente carezca de atención a sí mismo (no a mí, que soy su objeto; sino a lo que es como función de enlace), probablemente se le escapen algunos elementos saboteados de olvido o de novedad, probablemente no comprenda lo que tiene entre manos. En el mejor de los casos, obsevo un trocito con pocas aristas rotas. Y tampoco puedo observarlo siempre; a lo cual, cualquier idea de mí.
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