Después de nosotros, se conocieron nuestras manos.
Después de ellas, ni tú ni yo éramos los mismos.
Después que nosotros, ahora con manos, se conocieron
la lengua y la palabra, el sexo y el sudor.
Líquido por líquido, estación por estación,
ni tú ni yo volvimos.
Placer desconocido. Emoción que nos visita,
a la que cómplices atendemos porque sabemos
que acabará con nosotros, como sospecho
que acabas al morder contigo y acabo
de soñar contigo. Salimos esta tarde
a pasear con estas y otras cosas.
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