El espacio de tu mano mientras escribe es un lugar
y otro, bien veo que diferente, aquel que
dejas posar o arañas mirada o raíz de remoto
brote y ese viaje de pensamiento (dentro del tren, fuera
del tren y el movimiento mismo son paisajes)...
Si atrapas los hilos de una pausa, porque respiras y dudas
dejas desplegado un lugar más que acompaña
a partir
de ahora. Y además está la habitación que te circunda
y el influjo sobre esos objetos y esos otros objetos
que bailan contigo, no te conocen contigo, y todo ese jazz.
Empezamos a hablar y este lenguaje
es el mundo mientras se desmorona.
Un fuego nuevo en el que ardemos juntos.
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