No conoce el labio. La piel no sabe.
Me ofende el narcisismo de mis sentidos,
el ensimismamiento de su naturaleza
vacía.
Arden sin atender cuánto me hieres.
Dejan como las nubes huellas de memoria
que tampoco dan cuenta de que llagas
o te marchas o permaneces tan cerca
que debieran
sentir el abrazo y no la tibia presión.
Voy a vengarme de mi naturaleza en vida
poniendo cada detalle a tu servicio.
Voy a vengarme ajeno de mí, desprevenido,
sin que ellos lo sepan, sin que nadie lo crea.
Voy a vengarme de mi cuerpo entregándo
te centímetro por centímetro.
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