Hoy me ha propuesto ser su cómplice. No lo ha dicho así, pero es lo que yo he interpretado. En realidad, me he dado cuenta de que yo mismo llevaba ya tiempo insinuándole lo mismo. Hemos empezado a imaginar y a describir cómo sería nuestra fuga común, lejos de todas esas confusiones, lejos de estos dobles juegos. Claro que nuestra conversación seguía siendo un juego doble, una estructura de confusión; pero ya lo habíamos previsto. Comprendemos todos los obstáculos que tendríamos. Por un momento hemos estado contentos de saber evitarlos, sortearlos y volver a encontrarnos en nuestro plan de fuga. Es posible que necesitemos más cómplices. Él tiene contactos. Yo tengo contactos. Por un momento nos hemos divertido. Fue emocionante. Estoy deseando retomar nuestra conversación y abordar en un breve paréntesis los nuevos detalles de nuestro proyecto.
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