Volví a su casa, pero él ya había cambiado.
Su casa era aún la misma; no del todo,
porque los nuevos movimientos colocaban
las cosas sutilmente en posturas nuevas.
Después de acabar la conversación
me traje en la memoria a ambos amigos
y no supe con cuál exactamente había
hablado: yo me dirigí al antiguo y el nuevo
me respondía. ¿Cuánto duró ese proceso?,
en el que yo pude seguir siendo el mismo.
Por tanto, son dos quienes escriben
de cuatro amigos distintos. Y cada uno
al observar lo escrito dudan y
atienden a cada vez más cuatros.
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