Tú desde una punta de la ciudad, yo desde sus sótanos.
El nudo dice que los suburbios son cosa de otro tiempo,
cuando los hogares se amurallaban con bosques,
cuando más allá del mar había dragones.
Tú desde una punta de la ciudad, yo en sus adentros
destejo el horario del metropolitano para encontrarnos.
El futuro aún no tiene estación y la línea del deseo está
en obras. Me arriesgo a deambular a oscuras por las vías.
A mi lado sale alguna puerta. Pondrá prohibido el paso;
pero no puedo leerlo, no bastan las dos luces que braman de frente.
Tú desde este sueño, yo desde el último garito entre las calles
que no arden porque están hechas de lluvia,
que huelen al aliento del dragón cuando imagina su fuego.
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