Vértigo, culebra de las noches
en que sin ti elucubraba
el contorno de tu pensamiento.
Cascabel en el tobillo del tiempo
el grafo que acaricia la distracción.
Lo irracional no compite, no requiere
cláusulas perdones, olvida la eficacia,
no sabe la belleza de sí mismo,
el preciso baremo de su destrucción.
Lo irracional en tus labios, nudillo de espera,
rojo carmín del día en el que sacudió el olvido
no compite, no requiere acuerdos
compilaciones. Cónclave de una emoción
sola al fin de un enunciado.
Al borde de tu piel siento vértigo.
No tiene final. Es un camino
que lleva a la tibieza. Hipóntica
canción tu piel y su calor palpitante.
El remoto renglón en que te espero.
El oscuro oleaje de tu habitación.
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