En la pira de los permisos
vas a hornear tu rostro,
tus brazos con tendones.
Y si no quisiera el color
que el mañana crepite
sobre ti.
Y si el grito no quisiera
repetir ese curvo tratado
sobre ti.
Tú que fuiste sinuosa
llama de hechicera voz
tus brazos con tendones.
Tú que, ceniza de permisos,
sabes a postre y madrugada,
dime, dime, mi querer y haz.
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