Caín, el pecador, quiere huir de continuo;
pero el perdón de Dios sin remedio lo alcanza.
¿Dónde habrá de esconderse? Su cubil es la tierra
entera, y el perdón es la lluvia que inunda
los valles y las cuevas, las cumbres y los cielos.
No lo daña el olvido ni le aprieta el instante;
él desea innovarse y el rayo del saber
le hace un guiño al poema.
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