¡A las mazmorras!
Confíate, labio, ante esta copa de veneno.
Dejemos la soledad repartida, masticando
clitocybe dealbata, amanita phalloides,
con toda la suave degustación de esperanza.
El murmullo del río, cerca del metro, en la ciudad,
donde se tumban los estudiantes a tomar el sol
mientras estudian.
Al oscuro aguardiente de la memoria, sótano con vistas
a la lluvia, a esa lluvia, la que tú y yo recordamos,
de nuestro placer, de nuestras amargas pasiones
(luego tomábamos café, empapados, como turistas).
Y el cuchillo de sangre, y la garganta de tinta.
Con ella a un tórrido verano
donde reine la humedad.
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