Oigo el caudal del brillo en el desierto:
mil ladrillos, billetes y mensajes.
Tu semen Nilo es uno.
Hilo de sangre-ibis encendidos.
Hermoso genital de luz, de tiempo,
derrama tu barniz sobre mis cantos,
entrégame tus sueños y tus hijos,
monstruosos hipopótamos,
cocodrilos gigantes,
mátalos, hazlos vivos para siempre
en boca sobre boca sobre boca.
Fecunda de verdades mi deseo.
No me digas que es cierta
la belleza perpetua de los nombres.
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