Se armó un pequeño revuelo de réplicas y comentarios.
–Hilofonte dijo que el oráculo nombró a Sócrates como el más sabio.
–Dinos Hilofonte, ¿fue eso o no lo que te dijo el oráculo?
Hilofonte, superado por las circunstancias no sabía qué decir que no contrariara a un grupo o a otro. Tampoco quería herir a Sócrates, pero no sabía claramente qué sentía el viejo.
–No recuerdo las palabras exactas... dijo que tú eras el más sabio.
–¿Yo?
–¡Ahora dice que Trasímaco es el más sabio!
Sócrates intuyó la raíz del problema.
–Creo que la frase del oráculo es “tú eres el más sabio”, por lo que cada uno se siente apelado como el más sabio.
–Yo estaba allí cuando habló con Sócrates, y dijo clara mente que Sócrates era el más sabio. Dijo: “tú, Sócrates, eres el más sabio”.
Sócrates se dirigió a Hilofonte y con el tono más amable que le permitía su acento incordiante le interrogó:
–Acláranos, Hilofonte, ¿qué dijo realmente es oráculo?
–No lo sé...
–Está claro que él no es el más sabio.
Una ola de carcajadas inquietó a la multitud. Hilofonte intentó reaccionar, pero se derrotó a sí mismo al estar en evidencia:
–Yo sólo sé... que no sé nada.
–Inteligente respuesta. ¿A ver si vas a ser tú de veras el más sabio?
Con esta frase, Sócrates pretendía quitar algo de gravedad al asunto. Pero ese momento lo aprovechó Querefonte para avivar más el fuego.
–Aunque “tú eres el más sabio” se refiera a cualquiera, el caso es que Hilofonte se encontró contigo. Apolo sabía esto. Sabía que Hilofonte buscaba maestro para su hijo y sabía que se toparía contigo al volver a Atenas.
–Eso no demuestra que la interpretación sea válida. Son suposiciones tuyas. No podemos saber qué es lo que se proponía realmente Apolo. El mismo Sócrates ha señalado la posibilidad de que Hilofonte sea el más sabio.
–Hilofonte dijo que el oráculo nombró a Sócrates como el más sabio.
–Dinos Hilofonte, ¿fue eso o no lo que te dijo el oráculo?
Hilofonte, superado por las circunstancias no sabía qué decir que no contrariara a un grupo o a otro. Tampoco quería herir a Sócrates, pero no sabía claramente qué sentía el viejo.
–No recuerdo las palabras exactas... dijo que tú eras el más sabio.
–¿Yo?
–¡Ahora dice que Trasímaco es el más sabio!
Sócrates intuyó la raíz del problema.
–Creo que la frase del oráculo es “tú eres el más sabio”, por lo que cada uno se siente apelado como el más sabio.
–Yo estaba allí cuando habló con Sócrates, y dijo clara mente que Sócrates era el más sabio. Dijo: “tú, Sócrates, eres el más sabio”.
Sócrates se dirigió a Hilofonte y con el tono más amable que le permitía su acento incordiante le interrogó:
–Acláranos, Hilofonte, ¿qué dijo realmente es oráculo?
–No lo sé...
–Está claro que él no es el más sabio.
Una ola de carcajadas inquietó a la multitud. Hilofonte intentó reaccionar, pero se derrotó a sí mismo al estar en evidencia:
–Yo sólo sé... que no sé nada.
–Inteligente respuesta. ¿A ver si vas a ser tú de veras el más sabio?
Con esta frase, Sócrates pretendía quitar algo de gravedad al asunto. Pero ese momento lo aprovechó Querefonte para avivar más el fuego.
–Aunque “tú eres el más sabio” se refiera a cualquiera, el caso es que Hilofonte se encontró contigo. Apolo sabía esto. Sabía que Hilofonte buscaba maestro para su hijo y sabía que se toparía contigo al volver a Atenas.
–Eso no demuestra que la interpretación sea válida. Son suposiciones tuyas. No podemos saber qué es lo que se proponía realmente Apolo. El mismo Sócrates ha señalado la posibilidad de que Hilofonte sea el más sabio.
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