A esto nos ha llevado la prosperidad.
A conocer los límites de nuestro imperio.
A releer los vestigios de los mundos ya agotados.
El fruto que fue flor de sol, guiño de aromas,
y ahora aguarda en vientre ácido de ave,
de mono, ardilla, lagarto o gusano.
Aguarda el dictado de la esperanza en forma
de inundación, de sangre, de férreo suelo nutrido
de cadáveres tomados por la guerra antes de tiempo
o cebados por la gloria hasta la incómoda cama
de la vejez.
sábado, 15 de abril de 2017
Victoria
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario