Planteo que mi cuerpo es una hipótesis,
una interpretación (casualmente fallida)
de un suceso anecdótico,
tan ternura como arado.
Planteo que mi cuerpo es mera frontera:
carece de país, carece de extranjería,
es simplemente negocio de contrabando.
Ojo que digo que no es legal.
Ojo que digo que no está certificado,
justificado, ceñindo al margen o a la letra.
Mi cuerpo es una hipótesis de frontera,
a punto de ser, no sé, alguna historia.
Porque eso que se viene diciendo es otra cosa.
Y que es el resultado de hacer lo que se puede
con estas precisas ignorancias.
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