No era cierto. No debe ser así.
No eran esos tus ojos ni eran esos
los plazos de los días que perdí.
No eran ciertos los labios ni los besos,
y el hielo y el puñal acaso sí.
Pido otra obligación para mis huesos,
otra carne, otra voz, otra quimera,
que retenga en el fuego nuestra espera.
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