Besa el alambre fino de los tiempos,
la rosa encarnecida de sus pétalos.
Hazlo y no digas más. Hazlo sin tregua.
Sean tus labios látigos del tiempo,
las horas el acoso de tu lengua.
Si las palabras fueran besos, dime:
¿qué monedas los hombres, la mujer
qué cuchillo de voz, sangre de plata?
Tenme esta noche prieta entre los dientes
y en la humedad sin luz tienta al deseo.
Bésame con sus besos. Que mis labios
no amanezcan prendados de memoria.
Dime que soy un cuerpo sin recuerdos.
Olvídame qué dije en otros besos.
Olvídame con besos... de su boca.
sábado, 3 de marzo de 2018
Locuacidad de la locura
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