Toca cada día la fugacidad de las sombras.
¿Reconoces en ella la curva de tus huellas?
¿Reconoces su calor en un sueño olvidado?
Así no podrías seguir, alimentando
el hambre de tus brazos, bebiendo
sed, ¡más sed!,
directamente de tus ojos que tocan.
Pregunta, entonces, cómo es posible
la realidad de tu cuerpo que falta en el mío.
Pregunta, si no, cómo es que es real
este tacto que, entre tantos que tiene
objetos, interroga a las sombras.
viernes, 2 de marzo de 2018
Tenacidad de la ternura
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