Mira que el mundo se resiste,
empecinados como estamos en la destrucción.
Sigue ahí esperando que combustionen
tantas prisas nuestras, unos de otros,
de cada cual y no egoístamente.
Sigue ahí esperando en la destrucción,
como un bebé que no sabe si la sábana
o el pie es sí o no su cuerpo, que no sabe
si ese trozo de alimento es sí o no
su cuerpo, y mira que se resisten.
Unos respiran su parcela de atmósfera.
Otros van hablando de que su amor no ha cambiado.
jueves, 1 de marzo de 2018
Privacidad de la premura
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