No se puede empezar, nada ha empezado.
De segundas nos viene cada objeto
hasta este ahora aún nada concreto
que en sombras se disuelve a nuestro lado.
Es la ficción quien finge que su estado
brota en un punto y que ese punto quieto
no se remonta al páramo secreto
del no saber, no ser, no ser creado.
Amor que sin principio me tuviste,
labios que sin amor vivís en vano,
¿quién enraizó las sombras a este rito?
Pronúnciame y olvida lo que existe.
Lo que está escrito aún no ha sido escrito
en este aquí perdido de antemano.
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