No hay donde conducir los pasos.
No hay donde redactar los vuelos.
La sangre, si es noticia, rezuma o idea;
pero por mucho que al abrigo de los saltos
quiera tomar por árbol tu alegría,
por duna tu ciudad, por moda tu experiencia,
tengo esta sed, otra vez, definida
en tus labios, tengo este tacto
al ritmo en las palabras que me tocas.
Y, si recuerdo bien, entre tanto
no existo.
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