Ven, deja aquí conmigo los remos, de gran peso.
Sueña, ven, deja aquí dormidas estas horas
o conmigo los remos de gran peso, dormidos.
Y, cuando sueñes, ven ‒río arriba y abajo
sólo a fuerza de labios, sin orillas los sueños
las horas sin pasado. Ven, vive, deja aquí
sólo abrazos y abrazos‒ conmigo en las orillas
de tus pechos o sueños, de tus besos, tus remos,
tus sueños de gran peso, las horas sin esfuerzo,
la orilla de tu falda, las olas de tus labios.
Ven, deja aquí tu espera, tu placer y tu alma.
Hagamos juntos, juntos, largos viajes de vuelta,
entre islas y monstruos, una incursión vikinga,
sin más viaje de vuelta, sólo avanza y avanza,
sin materia, sin alma, del placer a tu casa.
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