Entonces, creémoslas.
En el camino de nata de tu cuerpo.
Pues que no existen las estrellas, de tan altas
y tantas fachadas y ciudades, de tanto no
mirar hacia arriba, sino a texto en mano.
Pero de tantas dirán ¡mentiras! recuerdos
dirán ¡embustes! Pues que no, nunca
hubo estrellas. Pero esta noche, entonces,
con mi boca, no con las palabras, creémoslas.
Un vertiginosamente lento y horizontal
ascenso por el tobillo divino de tu cuerpo,
paso a paso, tantos, miles, millones,
con la esperanza de que el cielo sea tu boca.
jueves, 5 de julio de 2018
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