El aire con que baila o el perpetuo
movimiento. La rama que devora
o la ceniza en la que finalmente
acaba. El humo con que escribe
sus versos. Los ojos o la luz
con que ilumina las cosas. Las cosas
mismas miradas por los ojos
que las ven. Las ingenuas
neuronas que crepitan hablando
junto al fuego, diciendo lo que saben,
cantando canciones, contándose
historias.
(Mientras los amantes se buscan
entre las sombras de los besos)
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