La tarde tibia, el sueño y el refugio.
Las calles que resacan igual que un arrecife.
Atolones de paz e indiferencia los monstruos
en el destello oculto de un cable, la sal gruesa.
El árbol con su disfraz de aroma antidelohumano.
La máscara y el brillo, el tacto, el tacto, el suelo
y el silencio. Unos mundos cualquiera.
La página completa del desastre.
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