Al este de la sinceridad,
donde aún siguen brotando
los puñales y los sueños,
como si cualquier cosa estuviera
por matar todavía,
como si cualquier cosa delirara
su gota de cultura,
o de alimento.
Detrás de un amanecer oculto por pigmentos gaseosos.
Detrás una roca inerte que esta noche ya no quiere dormir.
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