Estúpido, estúpido, me decía
al despertar cuando olvidaba
los sueños que no se sabe
a cuento de qué
deben ser así.
Estúpido, estúpido, me decía
con el mismo lenguaje
que aprendí cuando todavía había tiempo,
con los mismos actos que
Estúpido, estúpido, ¿no ves?
A punto has estado de dejarte
ver ante tu propia ignorancia,
me decía, y yo
obediente me
escuchaba, muerto de sed,
de torpeza, de esperanza.
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