Bebamos, pues
antes de que termine el trago la garganta
ya se habrá vuelto licor para la sed de
los cielos. El mundo es un barril borracho
de sí mismo
y una piel que se desangra regando
los caminos que la luz o el brindis
pastorean soles ebrios de sí,
de afirmación rotunda, caldo étimo
de vengo
a buscarte
y en secreto.
¿Por qué no derramar más tinta?
Salivemos esta galáctica gota de lucidez
que tiende a derramarse hacia un mañana
frío y absoluto.
Con mis lágrimas lanzo al desierto mis ojos,
maná para la sal de las espadas pendientes.
Con tus manos estrujas
el zumo sin piedad de tu deseo
y de tus pasos, beban o escriban, directo
del eterno vaso ahora
roto del húmedo
olvido.
(quiénpuedeconocersebajoelquiciodelsaberqueeslíquido)
1 comentario:
"El mundo es un barril borracho
de sí mismo",
en efecto, amigo, el mundo y su desgraciada historia es una ebriedad inútil.
Ese verso tuyo es de antología. Te felicito.
Francesc Cornadó
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