qué algo puede ser eso, fuera del saber, que,
sin ser saber, es un objeto de conocimiento.
Es por eso que ser y saber andan
confundidos. Cualquiera confunde
las cosas con el conocimiento de las cosas.
Y cuando hablan, no saben, ¡pobres!,
que hablan, y piensan
que lo que dicen es,
no ya el espejo perfecto de cuanto piensan,
sino, y esto es tan ridículo como terrible,
la sin fisura inapelable realidad.
(El saber pudiera ser un hacer. Pero
eso ya será otra historia)
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