viernes, 8 de octubre de 2010

Tampoco los colores están ahí.
Sabemos de su dinámica digna de estudio.
¿Vamos a enredarles la estética y la moral?
Tal como hiciera ante nosotros
el sol con el mundo.


Y cuando pienso en las dimensiones
de lógicas indescubribles
hablar de esos contundentes movimientos
sólo me hace reír.


Ni el sol pretende alumbrarnos
ni la tierra sostenernos.
Y poco le debemos a la sádica intención
del conjunto en su universo
(excepto, tal vez nuestro impulso transgresor).

¿Quien puede creer solo en un guiño?

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