jueves, 2 de julio de 2015

Vértigo

A una mirada las grullas salen en desbandada
por encima del primer lienzo de hielo.
Pero es cosa de los que murmuran, el invierno.
El bosque en sus zapatos y la caricia en su boca.
Todo esto estaba escrito en las alas y ciegos
leamos al tacto el vértigo y el vuelo y la caída.
Camuflados con fríos alfabetos creímos ser viento.
Sus sombras son las pisadas del aire y las palabras
un salto. Sospecho unos labios con tierra susurrada.
Oh, muerte, de ojos sin fantasma,
saca tus inmaculadas garras de mi pecho
y dile al silencio que espere
–con la quietud que le caracteriza–
si quiere otro día.