lunes, 7 de marzo de 2011

I
.....Louis Irving, los dos niños Nuria y Tomás, y los dos hurones Hugin y Munin, pasaron varios días, antes de que se precipitaran los acontecimientos, en la ciudad que conoceremos como Râuvila. Hacía mucho tiempo que el frente y la lucha había abandonado toda esa zona, pero cuando llegaron encontraron aún los escombros de lo que otrora fuese una floreciente feria de comercio permanente. Por doquier se derramaban las miradas de cansancio, de nostalgia, de odio, de dolor: gentes que en su raíz amaban a los visitantes, clientes, y habían sido obligados a la desconfianza por azar y por violencia.
.....La guerra había despoblado gran parte de los edificios, que se resistían como titánicos fantasmas a ser diluídos en los agrestes arrabales. A medida que se adentraban, iban proliferando las casas enteras, o en obra, las fachadas mejor rematadas. El centro de la ciudad, clara imitación de señorío, pero con maquillaje de mala calidad, pobre cosmética, estaba rodeado por un cinturón de ruinas que se degradaban como hacen los buenos dibujantes con las sombras. Y estas sombras se fundían , sin salto alguno, con la dehesa y el bosque, lejos, de donde Louis y su pequeña tropa venían.
.....Se instalaron en uno de los muchos locales en dudoso estado, pero sin mayor riesgo de derrumbe. Pero dormir allí era bastante más peligroso que descansar en el campo. Hombres, vecinos, desconocidos, merodeaban. En los primeros días, Louis les aclaró cuáles eran las misiones a las que tenían que ajustarse:
.....i–Crear buena impresión. Parecer más bien desvalidos, ingenuos, o como mucho, inofensivos. Para ello, Louis debía ocultar bien sus armas, y Tomás ocultar sus hurones. Nuria debía hacer lo propio con esa mirada certera que lanzaba por todos lados.
.....ii–Buscar algún médico que le pudiera atender su herida, siempre con discreción. Primero conocer, luego congeniar, y ya sabría Louis cuando confiarse. Es probable que hubiera aún oídos esperando noticias suyas. Y en cualquier caso, los síntomas de la guerra no solían ser bien mirados.
.....iii–Procurar buscar algún trabajo que les permitiera congeniar con las gentes y si les permitía comprar ropa y comida, mejor que mejor. Una vez más sin dar información en exceso. Venimos de lejos, venimos de paso.
.....iv–Por su parte, Irving tenía que dar con los pasos de sus compañeros. Igual que había pasado en el molino, el grupo de soldados no iba a pasar desapercibidos. Y tal vez fuera una buena ocasión para investigar quién conocía su misión (cuando él mismo apenas sabía nada) y los había estado persiguiendo.