viernes, 17 de abril de 2015

De sapone. m (colofón)

Un hombre surfea muy lentamente lentas olas de jabón en su barca más pequeña que su sombra.

De sapone. l (colofón)

Eran frecuentes los derrumbes. Un simple roce bastaba para que toda una pared arrojara sus duras placas de jabón sobre el espeso barro jabonoso que fluía por todas partes. Con gran espuma y estruendo se formaban olas enormes y enormes nubes. La lluvia de jabón era el cataclismo más horrible, y al que más miedo le tenía. Siempre se le veía huyendo con su barquita, tan lentamente, del esponjoso bramido de hipotéticas avalanchas de jabón.

De sapone. k (colofón)

Evitaba, sobre todo, quedarse dormido. Si apenas se demoraba quieto un tiempo, le iba recubriendo su piel, átomo a átomo flotante de jabón, una fina pátina que luego resultaba muy difícil de quitar. El cansancio hacía sus movimientos más lentos, dilatados, delirantes. Sabía que se quedaba dormido porque veía flotar de vez en cuando grupos caprichosos de pompas de jabón. Suponía entonces que aquello era producto de sus ronquidos.