Están convencidos
de que han de conocerse mágicamente
sin el estudio concienzudo ni la observación,
de que abstracciones como la ignorancia
son tan ciertas como el suelo que pisan
y la memoria que pierden,
de que jamás perdieron memoria alguna
y que aún conservan la que siempre
fue imprescindible y que nada ignoran
realmente,
que no necesitan aprender más, es más,
que es inconveniente aprender algo nuevo,
como si se alimentaran de los ojos de Medusa
y flotaran a medio camino del fondo del mar,
impertérritos, y la inquieta y brillante, extensa
superficie.