lunes, 14 de marzo de 2011

II
SIMPATÍA
.....El médico pareció hacer buenas migas con Irving. Nuria lo había encontrado al poco de llegar (no fue difícil, las enfermedades brotaban en cada casa por la lluvia del hambre; o tal vez es que al hombre le gustaba su oficio). La niña sentenció desde el principio que era digno de confianza. Y Louis no tardó en intentar sacarle información sobre sus compañeros, sin preguntarle abiertamente.
.....Mondino jamás llegó a graduarse en sus estudios. La guerra vino a evitarle ese aire de suficiencia haciéndole salvar vidas in extremis sintiéndose un inexperto estudiante. Seguramente por esto, su conversación era entretenida y poco afectada, inteligente y buenhumorada. Mostraba bastante tolerancia con las debilidades de cualquiera y su rostro parecía un guiño a la inteligencia, que sólo alguien inteligente podría reconocer (aunque todos se sentían reconocidos).
.....Si Mondino y Louis llegaron a intimar verdaderamente, es difícil de averiguar aún. Lo cierto es que cierto día, el doctor, terminada la cura rutinaria, le indicó que tuviera cuidado. Estaba empezando a notar cierta suspicacia en los comentarios de sus pobres pacientes. Alguien parecía estar propiciando cierta vigilancia. Desde luego, nada probable. Y su rostro mientras hablaba era la máscara exacta del ojo clínico, de una mirada difícil de descifrar.
.....Louis encargó a Tomás que estuviera pendiente del doctor. Incluso le sugirió que intentara hacer de ayudante. Si era de confiar, serviría para ayudarle llegado el momento; si no, para estar sobre aviso; y, en cualquier caso, para saber de dónde sacaba Mondino sus opiniones.
.....Tal vez el resto de los villanos no se daban cuenta; pero un médico en una ciudad que rezuma pobreza, tiene más poder que un rey. ¿Quién, entonces, guiaba las opiniones de los demás en las sombras?