martes, 19 de abril de 2011

Con humildad

¿Qué tienes que reprocharte? Ninguno ya
podría hacerlo peor que tú. Eres un aliciente
para el resto de la humanidad, incluso para ti
el próximo día. Carraspea un poquito
y sé consciente de tu genio.
Si la madera se dejara triturar plácidamente,
los almanaques se alegrarían tanto
que su risa nos dolería.
¡Cuántas tostadoras brillan en el cielo!
Y no sabe si untarte el bronceador
o dejar que te abrase, limpiamente, la locura.