¿Qué tienes que reprocharte? Ninguno ya podría hacerlo peor que tú. Eres un aliciente para el resto de la humanidad, incluso para ti el próximo día. Carraspea un poquito y sé consciente de tu genio.
Si la madera se dejara triturar plácidamente, los almanaques se alegrarían tanto que su risa nos dolería.
¡Cuántas tostadoras brillan en el cielo! Y no sabe si untarte el bronceador o dejar que te abrase, limpiamente, la locura.