Primero fue un puñal, una quijada bañada en sangre.
Antes la paradoja de una ambición imposible.
Después, todo un historial de palabras marcadas
con el eterno estigma de lo intocable.
Y ahora, el misterio de un encuentro significante.
miércoles, 19 de enero de 2011
Antologías
Las palabras son como las piedras en el campo:
nunca podré decir que son mías,
pero siempre seré responsable si te las lanzo.
(Unos piensan en las catedrales, otros trazan
puentes sobre los furibundos ríos, como si nunca
fueran los pensamientos los transitados,
los habitados, los vividos, los enunciados,
los despiadadamente a la deriva entrelanzados)
nunca podré decir que son mías,
pero siempre seré responsable si te las lanzo.
(Unos piensan en las catedrales, otros trazan
puentes sobre los furibundos ríos, como si nunca
fueran los pensamientos los transitados,
los habitados, los vividos, los enunciados,
los despiadadamente a la deriva entrelanzados)
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