jueves, 30 de septiembre de 2010

Te aliaste conmigo para arar desaparecer
aquello que con tanto esfuerzo había equivocado.
Me hablaste una vez de un
sitio en el vacío.
Dos veces de un roto en la corona.
De vez en cuando perorabas
historias como los gigantes.
Si tomara porción en cuenta
tus palabras, acabaría
in mezzo del cammin di nostra vita.

Atenea, 8 de Septiembre de 2010

Para estudiar me encerraba
en un escaparate de devoración.
Mientras tomabais mis envidias,
aun más pacientes que yo,
tejíais alborotos como héroes de piedra,
me inventabais ciudades y conflictos.
Y cuando llegue el tiempo del olvido
merodeará esta red sólo de símbolos.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Era mi amor un juego de palabras
y si no dejara de hablar
cientos estudiarían qué fue de aquellas reglas,
los jugadores y las trampas que
organizaron tu partida,

y yo no sabrán lo que quise.
Un suspiro movió el junco en el estanque
y las aguas me ondularon su sueño.

Un sueño onduló las aguas del estanque
y el junco me movió su suspiro.
Con sus alas diminutas, el jilguero
hace cosquillas al ciprés, quien,
con el aplomo de los años
lanza sus graves sonrisas al viento.

martes, 28 de septiembre de 2010

Tomé su miedo prestado

VIII
Era cuestión de tiempo que alguien se tomara en serio preocuparse por él. Contemplar ante sí sus objetos personales, como si fueran la naturaleza muerta de un gran genio. Mirar listados de números, nombres, apellidos, direcciones... Hacer preguntas. Visitar gente y lugares.
Por supuesto, siempre interrumpían escépticos, gente normal, hechas a la vida.
–¿A qué esta obsesión? ¿No es uno más de tantos? ¿Porqué él y no otros?
–Miraba sus gestos entre sueños –respondía –, sus pasiones y su respiración incluso. Durante un instante, breve como un recuerdo, rocé sus esperanzas, toqué sus alegrías, tomé prestado su miedo... y ahora debo encontrar la forma de devolvérselo.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Su enfermedad venía de otro mundo

VII
Habían traído al hospital su cuerpo insignificante.
–¿Quién és?
Pero nadie pudo dar una respuesta.
¿Qué hace aquí, de dónde viene, qué le ha llevado a esta situación? Pero... ¿sabemos en qué consiste esta situación? Una fatiga febril, un pensamiento mudo y delirante, espasmos, dolor (sin duda dolor, aunque desde fuera era difícil saberlo), síntomas evidentes, inconexos, como pertenecientes a un lenguaje extraño o a una enfermedad venida de otro mundo.
Hicieron los análisis pertinentes. Ajustaron lo que había que ajustar. Recuperaron el tono mecánico del seguir viviendo. Pero su pulso era en realidad una incógnita. ¿Cuál era la relación entre su cuerpo, su ser y su historia?

domingo, 26 de septiembre de 2010

El enemigo

VI
La mayoría encontraba dificultades, molestas personas, atractivas y opuestas. Pero él, poco a poco, iba conociendo a su verdadero enemigo... el Enemigo, a fin de cuentas.
Como el retrato de una roca minada por el viento, al principio imperceptible, luego omnipresente.
Para poder comprenderlo recurrió a lo opuesto de un tesoro: la deuda.
A medida que avanzaba en sus encuentros, más crecía su deuda, y más necesitaba saldar aquellas cuentas, pagando precios cruciales. Los caminos de búsqueda, de estudio, de decisiones arriesgadas, de inesperadas consecuencias, tesoros y encrucijadas, dimensionaban una red de débito por encima de todo su mundo.
Hasta que su futuro no era sino esa inexcusable exigencia de pago.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Trampas desfilan triunfos

V
Mantenía contacto frecuente con tramposos. Ese se convirtió en su principal campo de estudio. La desconfianza como norma y la fe en que tantos tejemanejes desembocarían en algo inesperado en cierta forma.
Si se trataba de un vicio personal o de una disciplina sabiamente adquirida, poco le incumbía (y desde fuera resultaba imposible averiguarlo). Mantenía la regla de no ser destruido. La supervivencia era el mayor triunfo.
Cuantos estaban perdidos creyendo sus propias triquiñuelas, sus planes, su estrategias, sus innumerables leyes, parciales reglas de juego. Sobrevivir significaba estar fuera: ser espectador, sin interpretar los actos como viles o nobles.
Investigar, estar ahí y no estarlo, ser el tramposo entre los tramposos: he ahí su triunfo.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Los tesoros tientan

IV
Al cabo de un tiempo, se sintió incapaz de distinguir un tesoro de una tentación. En ese estado le resultaba angustioso tener que renunciar a un posible tesoro, o considerar una posible tentación.
A quien veía oportuno (y cada vez más, a cualquiera), le interrogaba, le pedía ayuda, le exigía que compartiera su saber para solucionar el problema. Reservaba un buen lote de horas diarias para estudiar en los libros, archivos, bibliotecas, internet... Asistía de oyente a varias universidades, viajaba a congresos a un lado y otro del país.
Cruzó fronteras imposibles.
Aprendió a encontrar de todo con eficacia. Y, sin embargo, aprendió más bien a resignarse, por no poder asegurar un juicio sobre qué era valioso, deseable, apropiado. Admitió el ácido aguijón de ese terrible compañero y quedó en él una hambre voraz por cualquier diferencia.
Por eso cada mañana se levanta hundido y empujado a cumplir con ansia su castigo.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Crujían las excusas

III
Cuando se acostaba, le arrullaba desde lejos el crepitar disperso de los muebles. Ventanas incómodas, estanterías quejosas, vajillas juguetonas. Como el rumor de una vulgar cafetería le llegaban todas las explicaciones posibles. Primero el cambio de temperatura, la lógica evidente, la contracción de los cuerpos. También la presencia de entes extraños: por un lado, los animales, imposibles en un séptimo piso; por otro, los duendes, gnomos, elfos y fantasmas hoy no menos imposibles. Infantilmente, las cosas, que aprovechan el sueño de los humanos para ser humanas ellas mismas. Una vez más el idioma extravagantemente lento con el que hablan los objetos sin dejar de ser cosas.
Hasta que eran sus propios pensamientos el simple crujir, que daba excusas para la fantasía al extraño lenguaje.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Un hombre depresivo miraba las estrellas

II
Habiendo conseguido llegar allí donde sólo se extendían bultos de oscuridad e innumerables estrellas, encontró con sorpresa a un hombre que, con gran pesar, miraba incesante el cielo de la noche.
Herido de curiosidad, le preguntó por el motivo de su tristeza. “Todas esas estrellas son siempre las mismas”. Con seguridad aún habría alguna de la que no se hubiera percatado. “Precisamente, es imposible conocerlas todas”. Pero algunas eran especialmente hermosas. “Sí, el cielo demuestra que la desigualdad, la discriminación, la injusticia, son leyes físicas necesarias”... Y, mientras duró la noche, devolvió cada argumento con una inapelable constelación de amarga lógica.
–Impresionante. Nunca había conocido a nadie como tú.
Y observó con detenimiento al hombre depresivo, que con dolor seguía contemplando las estrellas que se apagaban en la aurora.

martes, 21 de septiembre de 2010

Un anciano descubrió

I
El parque, una soleada mañana de domingo. Arriba, las nubes en su enigmático desfile. De aquí para allá, los pájaros con sus urgencias. A ras de suelo correteaban las miradas, los niños y las palabras.
Entre tan divertidos egoísmos, un anciano descubrió a un hombre serio, que insistía en una posición incómoda y estrafalaria. Escarbaba entre las rosas, o debajo del césped, o en el barro tras la fuente, o sobre el duro albero del camino.
–¿Qué hace usted, buen hombre?
–Busco tesoros.
Está usted loco, pensó el anciano para sus más humildes adentros.
–Aquí todos venimos en busca de tesoros.
Entusiasmado, le cambió el rostro.
–¡Ah, lo encontré!
Se lo enseñó. En la yema del dedo portaba un único grano brillante y minúsculo.
Pero el anciano había ya regresado a sus sueños.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Odiseo, 2 de Noviembre de 2009

Siempre dicen los mismos
inocentes terrores de la historia.
¿Y quién sabe ya el sentido
de sus actos viajando hacia el espejo?
En la calle los monstruos me sobornan de usted,
con violencia serpentean entonando
un lento Dorian Gray a la deriva.
No remaban atados los pecados del mundo.
Empujado ya tan solo quedo por
el incómodo cariño de los dioses.
Mi rostro y mis palabras han perdido
los argumentos que demuestran quién soy.
Mientras tanto, mi casa, mi trono, mi reino, siguen

gobernados por niños
y por borrachos.

domingo, 19 de septiembre de 2010

A la tercera salida escapo hacia el deber.
Cabe mí la autovía se desliza
y ronronea tentada de retorno: ¿Cómo quiero
volver al entramado de deudas perdido,
a la noticia de la sed y el hambre,
al hábito de ti y de mí infinitos,
a la herida del beso imperturbable?
Cuando regrese, también mi casa habrá
escapado, huyendo, hacia el dolor
y habré de quedarme, vivo, entre las calles,
en una corta espera donde he de ser,
lejos de la verdad, un hombre.

(Homo viator, must ess sein?)


(2009?)

sábado, 18 de septiembre de 2010

Pozo cero

.
Te has ido.
Aquí
donde las edades se han posado, donde
han quedado las huellas tan solo
de un tráfico reciente, apenas indomable.
Pero sobre las sábanas ígneas están
dobladas y las distancias en metros están
plegadas sobre qué direcciones. Lo abstracto
tiene extrañas terminales y lo que hoy
fue imperio en la materia de la técnica es mañana
de cuanto seremos pasado adiós ruinas comunes.
¿Qué hablo?
¿De qué materia ardiente
está naciendo este amor?

(2003?)
.