domingo, 12 de julio de 2015

Barroco

Dirán que he escrito en el humo los delirios
y su vertiginosa quietud.
Ya estaban escritos. En la cresta con la que el viento
riza la onda montañosa
sobre los continentes, prisioneros en su incesante deriva.

(Recuerdo será la marca de una 
sombra soñada en el espejo de un
enigma tejido sobre la ilusión de uno)

En ese suelo quedan
silencio bajo estrato de silencio con cuidado sembrados,
abandonados para germinar
alguna selva desmedida de exuberantes anaqueles inconclusos
y su frenética quietud.