Ni las piedras ni las puertas me toman en serio.
El aire ha hecho de mí su última moneda.
Soy objeto de risa porque no sé quién soy.
Me intercambian a gusto, por goces diversos.
A veces valgo tal cual para estar en tus manos
brevemente, o en el billete de miel que le entregas
a cambio de un día de nudos sentimientos.
Ni los labios ni los dedos me toman en serio
cuando el aire ha hecho de mí su moneda.