jueves, 2 de octubre de 2014

Comprobaron que indicaba puertas allí donde no las había; pero también donde nunca pudo haberlas. En ocasiones eran lugares absurdos. Dedujeron, entonces, que situaba puertas donde quería simbolizar encuentros amorosos. Si se trataba exclusivamente de besos o admitía otro tipo de encuentros era difícil de dilucidar, y el debate acabó derivando hacia si la cuestión era o no pertinente. Otros llegaron a considerar que aquellos símbolos de puertas simbólicas eran la clave de todo el código cartográfico (si puerta equivale a x, ventana es y, calles z) que escondía no la organización de la ciudad sino las relaciones personales de sus habitantes. Más adelante, surgieron los que consideraban que allí había algo más que una descripción criptografiada: toda una filosofía de la relaciones personales (aún desconociendo realmente el significado del código supuesto).