sábado, 11 de junio de 2011

En la luz se esconde el monstruo.
En la noche profunda oscuridad.
Abrirás la tenue dermis de los días,
con la afilada hoja de tu mirada.
El sol entero brilla en el profundo y rojo coral.
Y donde no hay sol, se enciende, fantasmagórico,
lo inesperado.
Y es una parte, y es un sol, y es el futuro
de mi corazón hecho de piedra.
Porque he encontrado la perla de los vientos.
El susurro que da el azúcar a los frutos.
Con el aroma nítido de los recuerdos
y el veneno fugaz de los sentimientos.
Y aquí lo tengo, dispuesto a ser arrebatado.