sábado, 18 de mayo de 2013

No era tan libre que no me sometiera
a la sintaxis. Así comías helados y me gustaba.
Porque quién sabe por qué quien sabe
es mejor por quien sabe mejor.
Y si acabáramos los días fatigados serían
otros puentes, de antiguas seriedades, los
que mirarían cómo a través de sus ojos
pasan, frías lágrimas de azúcar en tus labios, las angustias.
Y aquí terminan (tarde o sombra) el ejercicio.
Y sigue el desfile de algarabías soberbias.
Tantas horas quiso el árbol que no tiene ventanas
de amor

Cada mañana antes de comenzar

–Realizar un ejercicio de libertad
con fe y disciplina conductista.
–Revisar el catálogo de amores y sentimientos
con velocidad deseablemente acelerada.
–Apuntar deudas sentimentales y sus sujetos
con valentía en una tabula de olvido.
–ESCRIBIR.
–Obedecer por un instante al cariño
que le tenemos a ojos, oídos y etcéteras
para que en nuestros actos siguientes
no se nos tache
de rebelde.

Por favor

Tengan respeto por las vías urinarias.
La verdad y otra intenciones que tantos consideran
necesarias. El resto
Déjenlo escapar, con gusto;
o bien se limiten
a vigilarlo con amorosa atención.

Análisis Parabólico

Para volar
hay que aligerar peso.
Desprendámonos de las subordinadas.
Así sabremos. Los conectores sobran.
Con un soplo de dirección es suficiente.
Las asociaciones de vidas corrían siempre
a cuenta de los suspiros con paciencia entre delfines.
Para de volar.
Aligeremos los besos.