La poesía no debería existir, porque
es el síntoma de un lenguaje usual que no se usa
a sí mismo con toda plenitud de facultades.
Es por ello que los poemas nos recuerdan
el deber ser. En un estado ideal
el lenguaje sería siempre
pleno y caerían
en desuso los términos poeta, poesía
o su significado. Sólo habría
personas y lenguaje.