miércoles, 23 de marzo de 2011

Sólo un naipe y todo caerá.
Entre tu espalda y la pared
se mueven los pasillos que llevan a mi alma.
Un viaje entresijado de secretos.
Cada ventana un tren que mira por su ventana.
Un naipe solo.
Una babel de cementerios que lleva
hasta la infinita curva de marfil
donde flotan los castillos que me obligan
a quererte en el aire, y a quererte.
Y yo respiro, tahúr, sólo una carta
y la pared será una franca terraza,
y la espada será el canto
de los pájaros.
Con un cuchillo aré las tierras que mandaste.
Sumergido en su hoja levanté las oraciones.
Mañana discutiremos si he terminado o no,
y será nuestra retórica la naturaleza
del amor y los metales.