El tiempo, con su mirada de gato
nos ve como personas buscando.
Rehúye porque no comprende nada más.
Afanado buscando doy un paso.
Él se mueve vigilante y pega un salto
a la cortina, la persiana, la ventana.
Está tenso porque nos ve sufrientes,
pero no sabe lo que buscamos.
A la calle, al árbol, a la casa.
Yo no sé si sé lo que busco.
Creo y en mi creer ignoro al gato.
Al anaquel, al libro, a la página.