viernes, 8 de abril de 2011

Estuvo tanto ahí que esa noche soñaste
que la persecución se esforzaba en evitarte;
y duró tanto el sueño, que te empeñaste
en no sé qué seguir que tenía que ser
devuelto.
Deja
de buscar que el tiempo que pierdes
ya son pepitas de oro.
Y no lo entiendes, y enfrascado
otros te tamizan, te hacen perder,
eres tiempo y eres oro y no lo sabes,
no lo entiendes y otros
te hacen
oro.
El sello que se derrama cuando repiquetea tu ignorancia,
inevitable sombra del más auténtico de los besos es.