Estuvo tanto ahí que esa noche soñaste que la persecución se esforzaba en evitarte; y duró tanto el sueño, que te empeñaste en no sé qué seguir que tenía que ser devuelto.
Deja de buscar que el tiempo que pierdes ya son pepitas de oro. Y no lo entiendes, y enfrascado otros te tamizan, te hacen perder, eres tiempo y eres oro y no lo sabes, no lo entiendes y otros te hacen oro.
El sello que se derrama cuando repiquetea tu ignorancia, inevitable sombra del más auténtico de los besos es.