jueves, 25 de junio de 2015

Callen que oiga

Supe que todos los silencios guardaban espías
de los más minuciosos y narcisistas de tus griteríos.
Jamás lo diré, pues una verdad tuya calló en mi boca.

Instrucciones lúbricas

Si vas a escribir, usa mi cuerpo como tintero
y el tiempo de mis pensamientos sobre los tuyos
como soporte, nunca como historia
.

Sombras

Nunca te olvidaré. Leyendas hablarán del hierro
en mis nudillos. Y el hombre que te olvide
no sabrá nunca lo que olvidó. Mentirá
y no sabrá que miente. Se peleará conmigo
pensando que yo estoy equivocado; yo,
que aún no he terminado de imaginarte,
que no sabe qué le queda por conocer,
qué es esta sangre tan roja que palpita
en este aquí de manos que se baten.

Hombrecillo

Vine a sumergirme en tu cuerpo y bucear.
Por toda una educación tuve que abrirme
paso, los estrechos salones de tu casa,
en lo alto de un rincón entre las calles
de tu ciudad. Desgarré mis ropas y tus telas.
Le pregunté a tu piel: ¿cuál es el camino?
Soñé una vez con sus palabras dándome
tu historia y tus anhelos como respuesta.
Luego desperté y entre mis brazos y mi pecho
sólo había la memoria de una nube
sin el cálido olor de la reina de los dioses.