lunes, 24 de octubre de 2016

II. La sabiduría de Sócrates (a- "Hilofonte saluda a Sócrates")

Hilofonte se acercaba meditabundo a las afueras de Atenas. No sabía muy bien cómo presentar a su círculo la respuesta del oráculo. De tanto mirar la tablilla, se había rallado la lámina de metal y la anotación se había vuelto ilegible. De tanto pensarla, las palabras exactas del oráculo se difuminaban, y unas veces aparecían en la imaginación de Hilofonte con un enunciado y otras con otro. De lo que sí se había convencido es de que el oráculo, al decir tú eres el más sabio” no se refería expresamente a “él”, pues entonces, al pensarlo, el enunciado cambiaba. No se trataba de que “él (yo) fuera el más sabio”. Tenía, pues, que tratarlo como una permanente interpelación al otro, en busca del auténtico maestro.
     En estas, al primer ciudadano que encontró fue a Sócrates, que se encogía a la sombra de una encina. Hipócrates no se extrañó, conocido el gusto del viejo sofista por retirarse a las afueras, lejos de las obligaciones cotidianas. Cuando llegó hasta él lo encontró ensimismado, garabateando en el barro sus ocurrencias.
     –¡Cómo no, Sócrates: siempre escribiendo!
     –¡Hombre, Hilofonte! Ya sabes, un pequeño himno. Lo tengo casi terminado. ¿Quieres que te lo cante?
     –¡No, por favor! Esperemos a que lo tengas terminado y encuentres mejor intérprete.
     –Ya sabes que nadie quiere cantar mis canciones. Y a mí se me terminan olvidando.
     –No entiendo cómo sigues empeñado.
     –Es un vicio que tengo. Mi geniecillo me lo dice una y otra vez: “escribe, escribe, ¡haz música!”; pero los dioses me negaron una voz agradable.
     –Cierto.
     –Compensaron mi incómoda elocución con una facilidad de palabra.
     –Desde luego.
     –¡Por cierto!, ¿qué tal tu visita al oráculo? ¿Has quedado satisfecho?
     –En absoluto. La respuesta me ha generado más inquietud que conocimiento.
     –Ya sabes que esos sacerdotes interpretan los gruñidos de la niña de la manera más ambigua posible.
     –Esta vez las palabras de la pitia han sido realmente claras.